Ahora hace un año, estábamos terminando de redactar el blog sobre nuestro viaje a Irán.
Aunque habíamos deseado y preparado a conciencia el viaje, no éramos conscientes del impacto emocional que iba a suponer en nuestras vidas.
Al mismo tiempo que recorríamos las calles de sus ciudades, sus monumentos, las carreteras y sus paisajes, algo más importante se iba adueñando de nuestros sentimientos: el cariño por sus habitantes y, en concreto, la amistad y la gratitud con las personas que individualmente conocimos allí. Algunos de ellos, por el tiempo que estuvimos juntos, por el trato que nos dispensaron, por la conexión íntima que establecimos, se han convertido en nuestros amigos, en personas queridas cuya amistad perdurará muchos años en nuestros corazones.
Durante este año, la comunicación con ellos ha sido de todo tipo. Nos hemos alegrado con ellos, nos hemos preocupado por ellos, hemos compartido con ellos detalles de nuestra vida diaria y situaciones y decisiones de más calado, de índole natural o política.
Gracias a Nima de Ahvaz, hemos conocido música iraní absolutamente maravillosa porque a los pocos días de nuestra vuelta, nos envió un buen puñado de audios.
Gracias a Amir de Kermanshah, tuvimos imágenes de primera mano del accidente de avión de febrero de 2018, cuando nos pusimos en contacto con ellos, preocupados especialmente por él y por Nima, que viven en la zona:
Gracias a Vaheed de Zanjan, que nos ha incluido en las imágenes de su perfil de couchsurfing.
Con todos ellos, nos hemos felicitado mutuamente en nuestras Navidades y en su Nowruz. En el caso concreto de Amir, compartido con toda su familia, “nuestra familia en Kermanshah”: su amable padre Behzad, su dulce madre Giti y su encantadora hermana Ghazal. (¡Y sus vacaciones familiares en el sur del país!).
También con Amir hemos seguido sus diferentes destinos en su nueva etapa de servicio militar.
Gracias a Razieh i Mohamed, de Shiraz, que han compartido con nosotros la alegría del nacimiento de su hija Hilda.
Con muchos de ellos, sobre todo con Vaheed, con Nima, con Fátima (incluso con los amigos de ella) nos hemos divertido con las visicitudes de las selecciones de fútbol de Irán y España en el Mundial de Rusia, más aun con el partido vibrante que disputaron entre sí.
Hemos visto crecer, en las fotografías que nos mandó amablemente, a los hijos de Nima (y hemos conocido a su hermosa esposa); igualmente, hemos conocido así a las hermanas de Fátima: se va ampliando “nuestra familia allí”.
Nos preocuparon mucho las noticias de manifestaciones y protestas antigubernamentales de finales de diciembre de 2018, en demanda de una mayor libertad política y social, y de justas reivindicaciones económicas.
Nos disgustó mucho la decisión unilateral de Donald Trump, el presidente “loco” de Estados Unidos de romper el acuerdo con el gobierno de Irán, un acuerdo que suponía un buen camino para la paz y el desarrollo.
Aquí, nosotros no hemos perdido la ocasión de continuar conociendo Irán más a fondo, con lecturas, como la de Marjane Satrapi (“Bordados”) o Patricia Almarcegui (“Conocer Irán”) y la suerte de disfrutar en València de la exposición antológica de la fotógrafa Shadi Sharidian.
Naturalmente, el gran “acontecimiento” para nosotros ha sido recibir en nuestras casas durante la primera semana del mes de agosto a nuestra amiga Fátima con la que hemos pasado momentos inolvidables y felices.
Hemos querido “devolver” con nuestras atenciones todo el amor que recibimos de ellos durante nuestro viaje el años pasado.
Y, con estas imágenes queremos animar al resto, si es posible, a que la imiten y vengan tambien: los recibiremos como se merecen.
No nos olvidamos de todos los demás con los que, de una u otra forma, nos hemos comunicado durante este año: Reza de Hamedan, Milad de Kermanshah, Nima de Shustar, Amir de Kerman, Pouria de Isfahan,....
(También nuestro recuerdo a los amigos de Vaheed en Zanjan, a Kiyomars de Hamedan, a Mansur de Shiraz, a la familia de Pouria, a Majdi de Isfahan,....)
Todos ellos también están en nuestro corazón.
Es maravilloso viajar, conocer países distintos y culturas diferentes, pero no hay que olvidar nunca que lo mejor que puedes encontrar en la vida son personas como las que conocimos en Irán, de un gran valor personal, amistades que llenan de buenos sentimientos este mundo compartido.
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