(29 de octubre)
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Trayecto Zanján - Hamadán en taxi privado |
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Detalle del trayecto con las paradas efectuadas |
Vaheed viene a traernos el desayuno al hotel: un pan especial llamado barbarie y nata, y recarga datos en nuestra SIM en un cajero automático. Ahora él tiene que ir a trabajar y nosotros iniciar la etapa que parecía "complicada" por la falta de transporte público directo pero que nuestro couch, felizmente, nos ha resuelto. Nuestra despedida es una mezcla de felicidad y tristeza, ha sido el primer contacto auténtico con la gente del país aunque breve y tenemos que decir adiós a una persona que nos hubiera gustado conocer mejor.
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Vaheed ayudándonos con nuestros problemas con la SIM |
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Preparando el desayuno |
Meisem, nuestro taxista de hoy, también es amable, eficaz y paciente. Como no habla inglés, podemos comunicarnos poco con él, pero está pendiente de nosotros, habla por el móvil cuando necesita aclarar algo y nos pasa a su interlocutor, que sí habla inglés, para comprobar que todo va bien. Nos encuentra lugar para comer en Bijar, población a mitad de camino donde tomamos un delicioso kebab kurdo, y no se marcha hasta que no encontramos en Hamadán un hotel que nos guste ya entrada la tarde.
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En el restaurante kurdo de Bijar con los empleados |
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Con Meisem, nuestro taxista antes de despedirnos en Hamadán |
La ruta de hoy es cara (no tanto por nosotros), larga, a través de las montañas áridas de los Zagros (algunas manchas de árboles con colores otoñales), pero nos sirve para llegar a Hamadán en un día dando un gran rodeo para realizar una visita a la cual no queremos renunciar: Takht-e Soleyman. Es un nido de águilas con un maravilloso lago de agua dulce en medio. Impresionante. Ruinas aqueménidas, sasánidas y mogoles. El fuerte viento que sopla, levanta olas en el lago y es una delicia.
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El lago y las estructuras de Takht-e Soleyman |
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Las murallas de Takht-e Soleyman |
El Hotel Safir de Hamadán es bastante lujoso, pero sin WIFI y alejado del centro. Lo acaban de inaugurar hace poco y, al entrar nosotros a la habitación, ponen la bandera de España en la recepción: acogedores y amables.
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La bandera de España que colocaron al ver nuestro pasaporte
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