martes, 1 de diciembre de 2020

1. Pafos: Capital cultural europea 2017


Pafos, la ciudad de entrada a Chipre, desconocida para nosotros hasta este viaje, ha sido Capital Cultural Europea en 2017. Después de nuestra estancia de tres días (que repartimos en dos a la ida y dos más a la vuelta de Jordania), entendimos por qué. En su conjunto es considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1980.
         Es una ciudad extensísima y llena de sitios arqueológicos de primera magnitud, en el sudoeste de la isla. Podemos decir que hay tres zonas interesantes conectadas por autobuses urbanos o taxis:
-         Pafos alta, o Ktima, que es donde tuvimos los dos alojamientos en la ciudad.
-         Kato Pafos, al lado del puerto y la playa.
-         Las Tumbas de los Reyes, más alejadas, adonde tuvimos que llegar en taxi.

Ayuntamiento

 La Ktima es la parte más urbana de Pafos: allí están el Ayuntamiento (un grupo de edificios modernos pero al estilo clásico), el Teatro, el Museo Arqueológico (cerrado durante nuestra estancia), algunas casonas antiguas, anchas plazas,  avenidas y jardines (bien urbanizados, creemos por la capitalidad europea), y muchos servicios públicos. Aunque es la parte menos interesante desde el punto de vista arqueolígico, tiene algunos edificios dignos de visitar: el Mercado cubierto (de comienzos del siglo XX, demasiado turistificado), los baños turcos y la Mezquita de Kebir (un poco abandonados los dos). 

Mezquita de Kebir

Baños turcos
        (Desgraciadamente, y a raiz de los problemas de la división de la isla, esta va a ser la tónica predominante: edificios turcos en mal estado de conservación en la parte greco-chipriota y edificios cristianos cerrados o reconvertidos en la parte turco-chipriota; con algunas pocas dignas excepciones).
En Kato Pafos, junto al mar, están el Parque Arqueológico (cerrado, con entrada turística) y una serie de construcciones interesantes esparcidas por una amplia extensión.
 
En el Parque Arqueológico lo más notable son la maravillosa colección de mosaicos romanos de las casas, del siglo II al IV d.C.: la Casa de las Cuatro Estaciones, la Casa de Orfeo, la Casa de Teseo, la Casa de Aion y la Casa de Dionisos, un poco más alejada, una impresionante villa romana con una completa estructura de salas, pasillos y habitaciones, protegida por techados. El lugar se completa con los restos del Odeón, el Ágora, la Iglesia bizantina Panagia Limeniotissa y la fortaleza medieval de Saranda Kolones.
Casa de Teseo
Casa de Aion

Casa de Teseo
Casa de Dionisos

Fortaleza de Saranda
Odeon, Ágora y Faro moderno


Ya fuera del parque, la zona que preside la iglesia  de Agia Kyriaki está rodeada por los restos de una basílica bizantina y del palacio episcopal (tambien con algunos mosaicos), y la columna donde, según la tradición, fue flagelado San Pedro.



Paseando hacia el norte, vamos encontrando más restos y edificios interesantes: las ruinas de los baños otomanos, las catacumbas de Agia Salomini,  las de Agios Lambrianos, la colina Fábrica (horadada como posible cantera, pero sin una clara función conocida), las ruinas del teatro helenístico y, en el extremo, la encantadora iglesia rupestre de Agios Agapitikos y Agios Misitikos.
Baños otomanos

Catacumbas de Agia Salomini

Colina Fábrica

A. Agapitikos y A. Misitikos



Por último, la extensa zona de las Tumbas de los Reyes, hacia el nordeste de la ciudad, es un paisaje sobrecogedor y mágico, una visita inolvidable con las vistas marinas y la brisa suave recorriendo los caminos que enlazan las “tumbas” propiamente dichas. Es un complejo funerario de tumbas excavadas en la roca caliza entre los siglos III a.C y III d.C. que son llamadas de los Reyes pero que corresponden a funcionarios, aristócratas y manos militares, y que sorprenden por su monumentalidad y delicadeza. Están numeradas y las más destacadas son las número 3, 4 y 8. Verdaderamente, a pesar del calor el día de nuestra visita, nunca olvidaremos la sensación de serenidad que nos produjo el paseo entre rocas y arbustos de vegetación mediterránea costera.

Tumba número 4

Tumba número 3

Tumba número 8

Tumba número 7

Los dos últimos días de estancia en Pafos, ya de vuelta de Jordania,  los dedicamos a visitar alguna zona de la ciudad pero también los completamos con dos excursiones en autobús público: la playa de Petra tou Romiou y Geroskipou.
Petra tou Romiou es, según la tradición la playa donde nació la diosa Afrodita. Fue, desde luego, una sorpresa muy agradable. A pesar de lo que se podría esperar, es una playa “virgen” de cantos rodados y aguas transparentes donde darse un chapuzón “divino” y relajante. No hay construcciones turísticas a la vista, el chiringuito queda apartado junto a la carretera y la parada de autobús. El toque kitch lo ponen los pañuelos anudados a un arbusto mediterráneo del lugar (perpetúa la tradición de rogativas a la divinidad), y los muchos turistas eslavos que frecuentan la playa. Anotamos aquí que Pafos y toda su región abunda en el turismo ruso (eslavo en general), por la proximidad y las afinidades religiosas: mucha rotulación, especialmente de las agencias de viaje, está escrita en cilírico. 

  

Geroskipou es un pueblecito a las afueras de Pafos con una coqueta iglesia bizantina del siglo IX con frescos del mismo siglo y del XV-XVI. La construcción, bien conservada en una amplia plaza junto a la carretera, es muy “cuca” y las pinturas hacen referencia a la Asunción de la Virgen y la vida de Cristo. No se podían tomar fotos en el interior, claro.

La visita a Geroskipou fue el “consuelo” de no poder visitar los Troodos, la zona montañosa del centro de la isla con DIEZ monasterios con pinturas Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Realmente, fue la gran frustración de nuestra visita a Chipre. No hay realmente escursiones culturales a la zona. Lo único que encontramos fueron excursiones más o menos tópicas, tomando como centro Kykkos, que es el más importante desde el punto de vista religioso, político (está enterrado el Arzobispo Makarios III, el primer presidente de Chipre) o turístico, pero de nueva construcción, sin pinturas. La dispersión de los monasterios más ricos en pinturas hacen del turismo individual la única alternativa, y es una lástima. La conducción automovilística por la derecha en Chipre, heredada de la ocupación británica, fue determinante en nuestro caso para no alquilar un coche y realizar esta excursión. Es nuestra asignatura pendiente.

domingo, 1 de noviembre de 2020

2. Lárnaka, la patria de Zenón


Nuestra siguiente etapa en Chipre nos llevó a la ciudad de Lárnaka, en el extremo suroeste de la isla. Pero antes de describir nuestro paso por ella, nos detendremos en dos visitas frustradas que podían haber estado en el trayecto desde Pafos.
La primera es Kurion,  las ruinas griegas de lo que fue importante centro cultural, religioso y político. No encontramos ningún medio de transporte público para llegar, en la línea de lo que comentamos en el apartado anterior sobre los Kroodos. 

Fotografia del yacimiento de Choirokoitia en el Museo Arqueológico 
 
 Tampoco pudimos parar en Choirokoitia, el yacimiento más importante de la civilización neolítica pre-cerámica chipriota de finales del siglo VII a.C. El autobús, a primera hora de la mañana, que salía de Pafos a Lárnaka, debía parar allí segun lo anunciado, pero cuando fuimos a subir, nos dijeron que no, que no pararía. Otro ejemplo de las insuficiencias de la red pública de transporte en Chipre. Más tarde, cuando, después de desayunar, tomamos el siguiente autobús, vimos que éste sí paraba junto al yacimiento.

Estatua de Zenón en el paseo marítimo

Lárnaka, patria del filósofo estoico Zenón, es otra extensa ciudad turística mediterránea que elegimos sobretodo por encontrarse allí las ruinas de Kition. Kition era una ciudad fortificada de época fenicia, reforzada por los micénicos. Es un extenso yacimiento bien habilitado con pasarelas de madera donde se pueden observar diversos edificios públicos y privados.


De camino a Kition, encontramos la Acrópolis y el Museo Arqueológico, los dos cerrados al público.
Diseminadas por la ciudad encontramos distintos edificios religiosos:la Panagia Chrysopolitissa, la iglesia de Agios Ioannis, la mezquita Tusla, la catedral ortodoxa de Agios Chrysosotiros,...para terminar en la iglesia de  Agios Lazaros, una bellísima construcción que preside una elegante plaza, con un esbelto campanario y un lateral porticado, que guarda en su interior la tumba de Lázaro, el resucitado. 
Panagia Chrysopolitissa

 
Agios Chrisosotiros
 

Agios Lázaros

Muy cerca, la mezquita de Büyük Cami y el Fuerte Medieval, a orillas del mar.

Allí empieza la playa y un paseo marítimo turístico bordeado por hoteles y restaurantes y lugares de ocio, al más puro estilo mediterráneo.

jueves, 1 de octubre de 2020

3. Famagusta: la joya artística y monumental de Chipre.



Para llegar hasta Famagusta tuvimos que hacer un rodeo y pasar por Nicosia, la capital. El paso fronterizo más cercano desde Lárnaka sólo es apto para autobuses de excursiones organizadas. Para los turistas individuales la opción es llegar a Nicosia, atravesar sin ningún problema la aduana que hay en el centro de la ciudad y tomar un autobús a Famagusta, ya en el norte turco-chipriota.
Famagusta (Gazimagusa o simplemente Magusa en turco) es la gran ciudad histórica de la isla. Era la colonia griega de Arsinoe que fue creciendo gracias a su puerto natural, y gracias a los sucesivos dominios de genoveses, venecianos, turcos y británicos, llegó a convertirse en la actual ciudad, con un importante y diversificado centro histórico dentro del baluarte de sus murallas. Por todo ello, podemos decir que Famagusta es el verdadero centro turístico-cultural de toda la isla.

Nosotros la recorrimos de sur a norte, desde la Puerta de Tierra, en el Bastión Ravettina, junto al monumento (terriblemente trágico) del Monumento a la Victoria, “victoria” amarga de los turcos sobre los greco-chipriotas en la partición moderna de la isla..... Las murallas venecianas con sus puertas y baluartes correspondientes se conservan perfectamente y nosotros, además de ésta primera, visitamos la Puerta de Mar (junto a la que se conserva una escultura de león erosionado que según la leyenda da suerte si acercas tu mano a la boca. También los jardines de la Ciudadela Medieval donde según  la tradición se desarrolla el drama shakesperiano de Otelo. Finalmente salimos por la puerta que abrieron al norte los ingleses, para favorecer la circulación, al final de la calle Cengiz Topel.


 
Puerta de Tierra




Castillo veneciano de Otelo


 
Puerta norte de los ingleses


Ya dentro de la ciudad amurallada, son muchísimos los monumentos que jalonan un paseo agradable por la historia de la ciudad. A nuestro entender, destacan dos de ellos, los restos del Palacio Veneciano y la Mezquita del Pachá Lala Mustafá.
Del Palacio Veneciano del siglo XVI solamente quedan algunos restos que nos hablan de su monumentalidad: la Puerta, espléndida, que recuerda los arcos de triunfo romanos y en las que hay columnas rescatadas de Salamina; y algunas grandes estancias que vimos que se aprovechaban como aparcamiento, por ejemplo.


La Mezquita del Pachá Lala Mustafá es la antigua Catedral de San Nicolás, de estilo gótico francés, convertida en mezquita con la invasión turca del siglo XVI. Su interior, blanqueado, con las capillas cristianas eliminadas, con su suelo alfombrado para el culto musulmán, sobrecoge por su anchura y altura, diáfana. En todo caso, impresiona, sobre todo en el exterior, la mezcla armónica de culturas y estilos: fachada, minarete, arbotanes, ojivas,... dejando a valoraciones personales y subjetivas su significación política o religiosa.



No obstante, el paseo tranquilo por Famagusta, nos depara sorpresas continuas por la cantidad de monumentos públicos y religiosos que aportan, en su variedad, las piezas del mosaico que ha construido la historia: la Mezquita Sinan Pachá-iglesia gótica de Santos Pedro y Pablo (convertida en su interior en sala de exposiciones pictóricas); la prisión (junto a la puerta del Palacio Veneciano); el Kertikli Hamam; la Casa Veneciana renacentista (con un restaurante en su patio); la Iglesia Armenia; las Capillas anejas de los Templarios; Santa María del Carmelo; Santa Ana de los Latinos; San Jorge el Exilado; la Casa señorial de la Chimenea,...

Mezquita Sinán Pachá

Mezquita de Curtidores

Hamam Kertikli

Capillas gemelas de los Templarios

San Jorge el Exilado

Santa Ana de los Latinos

Un triste apunte. Desde las murallas de la Puerta de Mar, pudimos observar desde lejos, el abandonado barrio de Varosha. Varosha era el barrio marítimo de moda al sur de Famagusta hasta que, con la partición de la isla en 1975, quedó en la tierra de nadie de la frontera entre el Chipre turco y el griego. Su fantasmagórica visión en el horizonte es, a nuestro entender, la imagen de un fracaso colectivo de convivencia. Varosha, a imagen de nuestro Benidorm, era el ejemplo del desarrollo turístico de Chipre y ahora sólo quedan los esqueletos ruinosos de los hoteles como recuerdo.

Y nos hemos dejado para el final, la primera visita que hicimos al llegar a Famagusta: Salamina.
A 5 km al norte de Famagusta se encuentran las ruinas de una importante ciudad cuya fundación se remonta al siglo XI a.C. pero que alcanzó su explendor hacia el siglo IV a. C. y continuó su prosperidad durante los gobiernos de los emperadores romanos Trajano y Adriano. Las ruinas, extensísimas y excavadas en una mínima parte, se extienden al lado de las playas de arenas. Se entra por la Palestra/Gimnasio (destacan ahí las esculturas y son curiosas las 44 letrinas); se sigue por las Termas Romanas; el espectacular Teatro; el Odeón y un pequeño Estadio; el Foro Romano, con los restos de un templo dedicado a Zeus; restos de vías romanas empedradas; la Basílica de Kambanopetra; los restos de un molino de aceite,...la visita se interrumpe por las vallas y la falta de excavacions visitables.

Palestra
Palestra

Letrinas

Estadio

Teatro

Calle empedrada

Molino de aceite

Y, ya de vuelta al hotel, aún convencimos al taxista contratado (como ya hemos comentado en otros lugares de Chipre, no hay autobuses regulares que conecten Famagusta con Salamina) para hacer un rodeo y echar un vistazo a las ruinas de Erkomi, la ciudad antigua de Alasia, entre los siglos XVII y XI a.C., que sólo pudimos ver desde el vallado exterior.