miércoles, 1 de julio de 2020

6. Una de las maravillas del mundo en la actualidad, Petra.




Ha sido la verdadera razón de nuestro viaje, claro, y la disfrutamos con intensidad. Con el Jordan Pass (la especie de visado de entrada conjunto con las entradas a los monumentos del país) elegimos la opción de entrada a Petra para tres días, el Jordan Pass Expert y fue un acierto.
Hay mucha información sobre Petra y no vamos a extendernos en cuestiones conocidas o que se pueden encontrar en cualquier guía turística. Pero sí que queremos remarcar algunas cuestiones que quizás nos pueden pasar más inadvertidas y que, para nosotros, son importantes.
En primer lugar, la gran extensión del yacimiento, del lugar arqueológico. Por eso, los tres días en los que visitamos Petra, recorriendo 64 km en total, una visita muy completa (para nuestra edad y nuestras condiciones físicas).
En segundo lugar, nuestra opción por ir un poco más allá del nucleo turístico propiamente dicho, sobre todo, después de la subida al Altar de los Sacrificios, el itinerario casi solitario por el Wadi Farasa.
Así el primer día fue el que más nos detuvimos en el Siq: los detalles de la conducción de agua lateral, la Caravana, erosionada, o la visión de las paredes veteadas casi cerrándose por arriba fue lo que más nos llamó la atención.





No se puede describir la emoción de las primeras visiones del Tesoro por el hueco alargado del final del Siq. Ni tampoco la primera visión de toda la fachada completa.



La siguiente parada es en el Teatro, con las graderías completamente esculpidas en la roca.

 
Nuestro plan en este primer día en el que habíamos entrado un poco tarde en Petra, era ir casi directamente al Restaurante, comer allí, y tomarnos con calma la subida y la bajada al Monasterio. Las escaleras esculpidas muchas veces en las rocas (800 escalones), los barrancos con adelfas, las sombras de la tarde y la tranquilidad por el tiempo del que disponíamos, hicieron del camino una experiencia cansada pero también agradable. En el inicio del recorrido está, algo escondida a nuestra derecha, la Tumba de los Leones. En lo alto, la fachada del Monasterio contemplada con tiempo a esa hora de la tarde, incluso subiendo al Mirador y vista desde la altura, ofrece espectaculares colores a la tarde.


Tumba de los Leones




También la puesta de sol, con colores dorados, sobre la Calle de las Fachadas. Ya en el Sik, los preparativos de velas para el espectáculo del Petra by Night, que no nos vimos con fuerzas para ver...¡Teníamos que ir hasta la entrada y volver sobre nuestros pasos!



A cambio, tuvimos un buen “regalo” al llegar cerca del hotel en la parte alta de Wadi Musa: la celebración de una boda popular, con los bailes “ingenuos” y amicales de los hombres, mayores y niños, al ritmo de un grupo musical folklórico. Naturalmente, ¡nos invitaron a sentarnos, a beber té y a bailar con ellos!




El segundo día nos propusimos hacer la otra “subida” larga y difícil en Petra: el Altar de los Sacrificios. A las 8,15 horas, ya estábamos entrando. Como en el día anterior, las sombras y soledad del camino, hicieron menos penoso el trayecto. Naturalmente desde el Mirador junto al Altar ofrece unas vistas únicas sobre todo el valle del yacimiento.



Desde el Altar de los Sacrificios, vista de la Tumba de Aarón, excusa del explorador suizo Jean Louis Burckhardt para "descubrir" Petra

Vista panorámica desde el Altar de los Sacrificios
Pero, quizás, aún mejor que las vistas es la bajada por el Wadi Farasa que se inicia a la derecha de los Obeliscos. La bajada es vertiginosa al principio, hasta llegar a la Fuente del León, a la Tumba del Jardín, el Triclinio del Jardín y la Tumba del Soldado Romano, frente a frente.

Obeliscos


Fuente del León


Tumba del Jardín

Tumba del Soldado Romano

Triclinio del Jardín
A partir de ahí, el paseo es muy agradable, por una zona muy solitaria, con lugareños que conducen sus ganados de cabras o que venden, sorpresivamente, suvenirs en las encrucijadas de caminos. A la derecha está la Tumba de......, a lo lejos, la Tumba de la Serpiente. Se rodea la ladera que termina en la Columna del Faraón y, por detras del Qasr Al Bint, llegamos otra vez al Restaurante Nabateo, donde volvimos a comer.

Tumba del Renacimiento



Columna del Faraón
Qsar Al Bint

Esa tarde la dedicamos a visitar el conjunto de las Tumbas Reales:  la del Palacio, la de la Seda, la Tumba Corintia y la grandiosa Tumba de la Urna, acabando nuestra visita de hoy en la Tetería del Tesoro.

Tumbas Reales
Tumba de la Urna

Tumba Corintia

Tumba de la Seda

Tumba del Palacio

  
El tercer día volvimos a madrugar y a las 8,30 entrábamos otra vez en Petra. Esta vez fuimos directamente al Columbario, que despertaba nuestra curiosidad. Fijándonos esta vez en los monumentos centrales: por la Avenida de las Columnas, a la derecha, los Mercados, el Gran Templo,... Desapues del Portal de Tememos, otra vez rodeando el Qasr Al Bint, encontramos un sendero pedregoso y medio escondido para llegar al Columbario y también la Tumba Inacabada



Gran Templo


Después ascendimos a los edificios sobre la loma, la ciudad romana: el Templo de los Leones Alados, la Iglesia Azul y la Iglesia de Petra, con los mosaicos de las parejas de animales del Arca.

Templo de los Leones Alados

Mosaicos de la Basílica de Petra

Una última mirada al Tesoro y el camino de vuelta emocionada por el Sik: un sueño cumplido. Sinceramente, creemos que las emociones vividas en Petra son difíciles de describir con palabras, la única alternativa es sentirlas, vivirlas allí.