martes, 13 de marzo de 2018

Kermán, antesala de Bam.

(7 de noviembre)
Trayecto en autobús VIP nocturno Shiraz - Kerman

Dormimos bastante bien en el autobús, llegamos puntuales a Kermán (hacia las 8:00), compramos los billetes para Yazd para el día siguiente y decidimos ir en taxi hacia el Hotel Akhavan que recomiendan todos los blogs, puesto que nuestro couch de Kermán no nos ha contestado a los últimos mensajes. No nos equivocamos con el hotel: la acogida por parte del recepcionista (uno de los propietarios) es espléndida, ofreciéndonos desayuno al llegar, aconsejándonos la habitación trasera más silenciosa, y contratándonos el taxi privado para la visita prevista para hoy: Rayen y Bam. 
 
Fachada del hotel Akhavan en Kermán
Excursión en taxi privado a Rayen y Bam

Reza es el taxista de mediana edad, elegante, serio, sin hablar inglés, pero amable que solo encontrarnos nos ofrece té y galletas. La ciudadela de Rayen es espectacular y está muy restaurada. Coincidimos con un nutrido grupo de españoles de cierta edad. Después, atravesamos un paisaje desértico, inacabable, hasta Bam, un palmeral con una ciudad nueva y, al lado, la ciudad antigua asolada por el terremoto del 2003. Una pena. Toda una ciudad de barro por donde deambular prácticamente solos y que debía ser como un laberinto lleno de vida. La reconstrucción de la ciudadela y de algunos edificios da una idea de lo que debía ser. Volviendo, desistimos de pararnos en el Jardín de Mahan porque ya está oscuro y no vamos a poder apreciarlo en todo su esplendor.

Entrada a la Ciudadela de Rayen

Ruinas de la ciudadela de Bam
(8 de noviembre)

Situación de Kermán en Irán

Al día siguiente, visitamos la ciudad de Kermán. La Biblioteca Nacional, una antigua fábrica textil rehabilitada, es espléndida; el depósito de hielo Moayedi, espectacular; el Bazar Vakil, de 1.2 km de largo, con unas cúpulas preciosas; el Complejo Ganjali Khan, con la entrada a los Hammam Ebrahim, con unas pinturas del s. XIX; el magnífico pórtico de la entrada al Museo Etnológico; la Mezquita del Imam Jomeini, toda de ladrillo caravista; y la Mezquita del Viernes, con bonitos azulejos. Comemos en el restaurante Chaikhaneh Sonnati Vakil, unos espléndidos baños rehabilitados en medio del Bazar.

Biblioteca Nacional en Kermán
Depósito de hielo Moayedi
Esperando la comida en el restaurante Chaikhaneh Sonnati Vakil
Pinturas de los Hammam Ebraim

Guardamos tres anécdotas simpáticas de Kermán. El vendedor de pistachos y frutos secos que nos regala una bolsa cuando pasamos por delante su tienda; al principio pensamos que se trata del taarof, pero no, insiste y realmente es un detalle por su parte. Las adolescentes sonrientes que nos saludan y nos persiguen hasta que se acaban haciendo un selfie con nosotros. Y el vendedor de helados que se sienta con nosotros aunque solo hable farsi, nos enseña sus fotos al móvil y acaba telefoneando un amigo piloto que habla inglés para que converse con nosotros. Increíble, la amabilidad de la gente iraní. Para acabar, el Hotel Akhavan vuelve a acogernos bien: volvemos a cenar los cinco platos de su menú, y hacemos tiempo en la recepción, con té y pastas, hasta la hora de tomar un taxi hacia la estación de autobuses donde nos espera una nueva travesía nocturna.

Con las jóvenes estudiantes
Con el vendedor de helados
La espectacular cena en el Hotel Akhavan





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